Lo cierto es que cada vez más, los eventos comiqueros se convierten en un desfile de disfraces y de poses imposibles, pero eso no evita que se produzcan encuentros interesantes con editores, dibujantes, guionistas y aficionados en general al noble arte de contar historias a través de viñetas.
La acogida fue extraordinariamente cálida y amable (gracias a El Torres por haber compartido tanto tiempo con nosotros y por los buenos consejos, gracias Roger por esa clase magistral a nuestro Tito Search y por deleitarnos con tus conocimientos, gracias Fritz por dejarnos ver tu trabajo y la buena charla con café, gracias Miguelón por esos Batracios Amarillos en los que me comprometo a participar, y gracias en general a todos).
El viaje de vuelta estuvo lleno de nuevos proyectos, risas y la firme promesa de repetir experiencia en la primera ocasión que se presente. Gracias, Málaga.
Ahora os pongo aquí un par de fotos hechas con el móvil y de escasa calidad, pero en las que podréis ver algunos de los disfraces que vimos en el evento, y a mis tres acompañantes junto a Fritz, tras haber satisfecho nuestro apetito en El Tintero (donde Emanuela Lupachino tuvo la ocasión de probar lo que es una paella auténtica, acompañada de una bandeja de carabineros que daban hasta miedo).
P.D.: La sorpresa de la que hablábamos en anteriores entradas se ha consumado, sin que los afectados sean aún conscientes de éste intrigante hecho. En breve, tendréis más detalles aquí.
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