Parece que llueve y va a seguir lloviendo, y eso es malo para todos aquellos que llevan un año esperando. Un año esperando para procesionar, o un año esperando para darse una escapada lúdica o turística. Pero, como nunca llueve a gusto de todos, esa lluvia nos va a amarrar a Luis y a mi alrededor de los papeles, y quizá resulte siendo más productiva de lo esperado.
No podemos alegrarnos de la quiebra de las ilusiones de niños, adultos y ancianos, pero tampoco tenemos en nuestra mano la posibilidad de evitar que llueva. Así que aprovechamos las circunstancias para trabajar, ya que no podemos salir mucho de casa. A los que hoy lloran caminando con sus túnicas empapadas y vírgenes de cera camino de sus casas, mucho ánimo. Dentro de nada, vuelve a ser Domingo de Ramos.
Aprovecharemos el tiempo lo mejor posible, para daros cuanto antes el fruto de nuestro empeño. No descansaremos ni a sol, ni a sombra, ni bajo el agua, no concederemos un instante al desaliento. Bueno, siendo honrados, también le echaremos un rato a terminar el Dragon Age II, que ya se nos estaba resistiendo, pero eso... eso es otra historia.
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