El Stand grande de Ediciones Babylon, con Pepe Mediavilla
en primer plano (la voz de Gandalf, entre otros).
Claro que contamos con aparecer por el Encuentro del Cómic y la Ilustración de Sevilla (encuentrocomicilustracionsevilla.com), a finales de este mes, y que nos encantaría tener hueco, aunque está complicado, en el próximo Autores en Viñetas de Carmona, pero allí estaremos (si estamos), solos de nuevo. Con nuestra editorial ya no creo que volvamos a ir, al menos invitados por ellos. No es nada de mal rollo, puesto que su política es que llevan únicamente a las novedades, y lo mío en Barcelona ha sido una gran excepción que supongo que no se podrá repetir.
Mimitos lloraba al despedirse y yo le decía, mirando al
infinito: "Siempre nos quedará Barcelona".
Pero corto el rollo y voy a lo que queréis saber: ¡me disfracé! Bueno, intenté pasar desapercibido lo mejor que pude entre tanto otaku irredento y fan de cosas que no conozco.
No sé cómo pudieron darse cuenta de que no era un "mangaca" de pro.
¡Si estaba perfectamente camuflado!
A la vista está que no me salió bien. Pero al menos conocí gente muy maja, como Kenneos (La Dama de las nieves y El hada de Cristal), Nayra Ginory (A través del sexo), Álex Muñoz y Fernando Llor (Teluria 108), José Ramos (Keih), Sergio Gallardo (Explotación Laboral), las chicas del Studio Kôsen (Lêttera), Henar Torinos (Mala Estrella y la mascota de la editorial, "Mimitos"), Sebas Riera (Shinto), y nuestra editora, Laura Bartolomé (Susurro de besos).
Aquí, con el gran Sergio Gallardo (no dejéis de leer Explotación Laboral),
intentando decidir qué nombre poner a la antimascota de Mimitos
(las redes optaban por "Asquitos", pero yo prefería "Cachetitos".
¡Quiero cachetitos y los quiero ya!)
También pude volver a saludar a Nisa Arce (Las reglas del juego), Abel Cicero (Mercury) y Mònica Puentes y Rafael Morera (El pingüino Marcelino), aparte de la gente de la editorial, siempre muy amable y atenta con los que estábamos allí.
También firmé algunos libros, la mayoría para que los siguientes en hacerse con él en la web de Ediciones Babylon, lo reciban firmado y con un dibujete de un guionista. Para los que crean que eso es algo bueno, os dejo algunos de mis "churretes" habituales durante cualquier sesión de firmas.
Aquí Sergio Gallardo sufriéndome en el stand.
Un Orgile con mucha chepa.
Momento "madre mía, qué hago aquí".
Principio de un Gima que se llevará algún comprador anónimo.
Fueron un montón de sensaciones. La mayoría, por los reencuentros y los momentos de risas, fueron agradables, pero luego también estaba siempre en la mente la ausencia de los que no pudieron ir (sobre todo mi santa y mi sister, aunque también algunos otros, como Roger Bonet, que se me escaqueó y no pudimos tomarnos esas cervezas prometidas), y el susto que me pegué viajando a toda mecha por Barcelona en moto, con un casco que me estaba pequeño, para comer en el Born muy bien acompañado, eso sí.
Isra, un cocinero y amigo, que con su novia Lorena,
me proveyó de birras cuando más necesitado estaba.
Mi anfitrión y brother Pepelu, que me acogió en la casa que comparte
con esa maravilla de mujer que es Judit, y que me llevó en moto por Barcelona.
Espera ¿fue eso una venganza?
Inseparables. Kike y yo no sufrimos la edad ni la distancia.
Disfrutamos como niños cada vez que nos vemos.
Lo que más me gustó de lo que vi, fue la variedad y calidad media del cosplay, la escuela que tenía allí montada la Escueal Joso, donde vi a Fran Mariscal Mancilla (quien me debe un ejemplar del Fanzine de su curso, en el que ha participado por supuesto), y la cantidad de gente que compraba cómics, entre otras cosas.
Vi a Duffman y me bebí todas las latas de su cinturón.
Tanto bebí que empecé a ver doble. Y a verlo atractivo.
Este caballero medieval llevaba 28 kilos de hierro encima.
Todo real y verídico, nada de plástico o imitación. Un paladín del cosplay.
La cara de tonto que se te queda cuando no sabes de quién va la gente.
La chica pensó que la reconocía y todo.
Repartiendo monedas de oro de chocolate. Así sí se visita un stand.
Los Titanes fueron muy homenajeados y causaron sensación.
El cosplay en grupo mola un montón verlo, aunque no sepas
si está bien o mal representado por culpa de tu incultura,
como es mi caso.
Pero el despiste era la norma general. Otra chica me confundió con Enrique Corominas y quiso un autógrafo. Muchos más llegaban a la carrera al ver los carteles de la serie, y cuando se encontraban con Fernando LLor y su Teluira, y este pobre JOS con su tebeito, rodeados de literatura homoerótica, tenían reacciones de lo más divertido. Fernando no dejaba de reírse de mi, y anda que tardó en publicarlo en las redes sociales. Ya le pillaré en otra.
¡Estamos rodeados!
Espero poder volver pronto a Barcelona. Pero a lo mío y con nuevos proyectos, claro. Aunque lo veo algo lejos, pero así se construyen los sueños.