jueves, 10 de octubre de 2013

Viaje al niño interior

Ayer estuve en la presentación del primero de los tres libros de Ada y Zax, magistralmente ilustrados por la amiga ªRU-MOR. El evento tuvo lugar en la Librería La Extravagante, en plena Alameda de Hércules sevillana, llena de niños jugueteando en zonas de recreo, mientras los padres observan desde los bancos cercanos. Qué lejos queda esa imagen de La Alameda de la que yo recuerdo de mi lejana juventud, llena de litros y pandillas de jóvenes pasando la tarde sin otra ocupación que saludar a quien pasaba.



Pero la presentación del libro, lejos de ser sólo eso, se convirtió en una catequesis intensiva sobre las ideas de cómo funciona este mundo y cómo debe funcionar, a cargo del presentador, Emilio Carrillo, y posteriormente del autor del libro, Nuncho. Básicamente apelaron a la búsqueda del niño interior que todos tenemos, ese que recuerda sus otras vidas, ese que eligió a sus padres para esta nueva encarnación, ese que conoce las reglas no escritas del universo y las olvida al nacer y por el formateo mental que supone el sistema educativo actual. Finalmente todo derivó en terapia colectiva donde alguno de los asistentes pedían consejo, incluso, al presentador, sobre qué hacer para mejorar aspectos muy íntimos de su vida. Se entiende que habría una relación personal más allá de ese foro, entre los participantes, por el modo en el que compartían vivencias y comentarios.

No me sorprendió, porque me lo esperaba. Ya he tenido conversaciones similares con familiares míos, amigos además de Emilio Carrillo, y que piensan y sienten de la misma forma. Es muy curioso oír como alguien explica la diferencia entre los niños índigo y los niños cristal, cuándo comenzaron unos y otros a llegar a La Tierra, y cómo se manifestará su presencia, y todo ello con el total convencimiento de quien se sabe en posesión de la verdad y en vez de atesorarla, decide compartirla para el bien del prójimo. Generosidad no les falta, desde luego. Y eso les hace más felices, por supuesto.

Yo tengo por costumbre ser respetuoso con todo el mundo, y considero que cualquier cosa que nos empuje a ser mejores con nosotros y con el de al lado, malo no puede ser. Otra cosa es en lo que yo creo, o lo que yo pienso de la vida y de su motivo, objetivo y fin, que difícilmente le interesará a alguien. Pero no es el caso que nos ocupa, sólo quería decir que hay otro mundo ahí fuera, y que ayer se materializó en lo que prometía ser una presentación normal y corriente de un libro, y acabó siendo otra cosa.

El autor también glosó las virtudes de ªRU-MOR, que no vamos a repetir aquí para no sonrojarla y porque todos las conocemos. Dibuja como los ángeles la niña. Y quedamos a la espera de poder ver los dos siguientes libros, que ya no tardarán mucho, y por supuesto, preguntándonos qué sera lo siguiente con lo que nos deleite la artista en cuestión.

Enhorabuena, compañera. Y que siga la racha.

P.D.: Al salir de la presentación, y para meditar en lo escuchado, vacié con unos amigos unas cuantas jarras de cerveza en La Alameda, que para entonces ya sí presentaba un aspecto mucho más reconocible, con sabor a pasado muy presente, como suele tener Sevilla.

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